Los discursos de odio y la música

En estos últimos meses hemos visto como los discursos de odio han aumentado de manera considerable, estamos rodeados de discursos en contra la policía, en contra de los encapuchados, en contra de los políticos, en contra de la ONU, en contra la ultraderecha, en contra los comunistas y vemos como este tipo de práctica se ha institucionalizado no tan solo en Chile sino también en todo el mundo.

Estamos en el nacimiento de una nueva era “La Era del Odio” donde la clase dominante ha articulado tan bien estos discursos que son capaces de ganar elecciones (Trump, Bolsonaro). También por otro lado tenemos a los Incels, personas con alto nivel de desadaptación social quienes se escudan en la anonimidad de las redes sociales y sitios como 8chan para publicar distintos mensajes en contra las minorías y sobre todo en contra las mujeres. Tal como los políticos articulan sus discursos de odio, las comunidades de internet adoptan memes para difundir sus ideas más oscuras, tal es el caso del Pepe The Frog, un meme que según su creador trataba de un ser sereno y tranquilo, parecido a un Gran Lebowsky, este meme será tragado por 4chan y desde ahí se convirtió en un caballito de batalla de los pro-trumps y que al ganar la elección el mismo Trump subió una foto del meme siendo él. Divertido y terrorífico a la vez.

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Dicho lo anterior y viéndolo desde el punto de vista musical nos queda la pregunta ¿en qué ha afectado los discursos de odio en la música actual?

El género más exitoso en todo el mundo es la música trap, música caracterizada por sonidos sombríos y mucho autotune, que fortalece los textos particularmente violentos y autorreferenciales y que se ha establecido en la cultura popular gracias sobre todo a un imaginario basado en la ostentación, de una vida de bienes materiales y drogas. El trap generalmente tiende a alimentarse de una visión capitalista que se basa a una actitud descarada y que nunca pierde la oportunidad de ser comentada. Si un político puede atraer masas con un discurso de odio, en la música al parecer pasa lo mismo.

Un buen discurso de odio puede vender canciones, puede convertir a un perfecto desconocido en conocido, puede crear presidentes y lo peor de todo, puede causar guerras, guerras inventadas por los que manejan esta forma de controlar el mundo.

Queda decir que no sucumbiremos a ningun discurso/ideologÍa de odio, que ni siquiera entraremos a tratar de combatir a los odiosos. Que sólo nos moveremos hacia adelante creando espacios para la comunicación no verbal, entregar catársis a los que lo necesiten pero sobre todo, dedicando nuestras vidas en la búsqueda de la belleza.

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